Nube 5

Las amenazas de las Redes Sociales? (la presencia de un mundo no tan virtual)

redes sociales

Andrey, en las horas de estudio en casa de Elsa, aprovechaba para chatear con un primo de Omsk, alumno en una academia militar y experto en informática. Se solían contar noticias relacionadas con sus familiares, pero la mayor parte del tiempo lo dedicaban a consultarse todo tipo de dudas sobre ordenadores y a intercambiarse programas informáticos.

Uno de los que le envió era una especie de troyano que le permitía introducirse en el sistema operativo del ordenador de Dani y a través de él fisgar en todas las conversaciones recientes que había mantenido en Facebook con todos los miembros agregados en su dirección. P.155

Bueno, ella tampoco había mostrado sus verdaderas cartas, pero era diferente. A ella nunca en la vida se le ocurriría filmar a nadie en situaciones como aquella. Y pensándolo bien, ¿para qué iba a querer grabarle Dani?, ¿para tener un recuerdo suyo teniendo relaciones sexuales? No, de ninguna manera. Él estaba tramando algo. Pero ¿qué iba a hacer con las grabaciones?¿Enseñársela a sus amigos como si fuera un trofeo de caza? No sería la primera vez. ¿Colgarla en la red para que la viera cualquier desconocido o, lo que era peor, algún conocido?¿su padre?¿su madre? ¿Estaría pensando, quizás, en vender la grabación en algún circuito de esos de los que hablaban de vez en cuando en la televisión? O lo que era peor ¿iría a intentar chantajearla?

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Otro rumor aseguraba que había grabado en video a una compañera mientras mantenía relaciones sexuales (el rumor no explicaba si había sido con él) y que las habían colgado en Internet. La versión más completa era la que daba por cierto que le habían echado por todo lo anterior y por haber trapicheado con pastillas y porros. P. 49

Reflexión de las jóvenes

Las redes sociales sirven para comunicarse, para subir fotos pero la gente las utiliza mal y fastidia a los demás. También sirven para poner un estado, es decir poner como te sientes y ponemos ésto porque nos gusta que la gente se preocupe y pregunte por nosotras.

«Utilizamos las redes sociales para decir lo que no podemos o no nos atrevemos a decir a la cara»

«No nos sentimos seguras en las redes sociales porque cualquier persona puede ver y compartir tu información»

«Se te puede acosar sin saber quien te acosa»

«Conocemos gente que se ha hecho pasar por otra persona para insultar y criticar a los demás, con perfiles falsos.»

Reflexión del Autor, Manuel Septien

La aparición en los últimos años de una serie de instrumentos que permiten una comunicación instantánea y global, lo que se denominan genéricamente las redes sociales, ha revolucionado las formas de comunicación y, al mismo tiempo, ha incorporado nuevas herramientas para el acoso entre los adolescentes.
Entre las características de estos nuevos elementos de comunicación está la generalización de su uso entre todos los grupos sociales, pero especialmente entre los jóvenes. La rapidez en su implantación junto a la continua renovación de sus avances tecnológicos ha provocado el que se haya producido un desfase en el dominio y en el uso de la red entre el mundo de los adultos y el de los adolescentes. Se podría hablar, si no fuera un diagnóstico tal vez precipitado y exagerado, de la existencia de una “brecha digital generacional”. Pero es un hecho incontestable es que los jóvenes intentan (y en la mayor parte de los casos consiguen) crear en las redes sociales ámbitos de comunicación exclusivos, a los que los adultos, padres y educadores, tienen difícil o ningún acceso.
No se puede negar que las redes sociales tienen aspectos positivos desde el punto de vista de la educación, en cuanto que facilitan el aprendizaje y el acceso al conocimiento. La introducción de las nuevas tecnologías han renovado y pueden a llegar a revolucionar muchos aspectos de los procesos de enseñanza─aprendizaje. Por otra parte posibilita un mejor seguimiento y, llegado el caso, un control por parte de los adultos de las compañías y de los lugares que frecuentan sus hijos, o chicos y chicas a su cargo.
Sin embargo, y a medida que se van añadiendo innovaciones y recursos técnicos a las redes sociales, el divorcio entre el mundo digital de los adolescentes y el de los adultos se va acrecentando y con ello, los nuevos adelantos, en lugar de favorecer las relaciones, las dificultan.

En un plano práctico este hecho se traduce en la imposibilidad por parte de los adultos de conocer los medios virtuales que frecuentan las personas a su cargo y por tanto la incapacidad para poder participar con ellos en la prevención de riesgos que presentan las nuevas redes sociales.
En el título se habla de un nuevo lenguaje de los adolescentes, pero mejor, quizás, habría que hablar de nuevos códigos de comunicación que van unidos a nuevas formas de conducta. Pues se han creado canales de comunicación que funcionan como nunca se había visto hasta ahora que van cambiando con una rapidez y una complejidad desconocidas hasta ahora. Problemas que eran de la clase o del grupo y que tenían una realidad física han adoptado una dimensión virtual y sus efectos trascienden de las paredes del aula. Surgen figuras nuevas como el “ciberacoso”, o el uso fraudulento de la red a la hora de realizar pruebas o trabajos académicos.
Las redes pueden permitir, además, el acceso a contenidos inapropiados de carácter sexual o incluso, como se muestra en la novela de Nubes de tiza, una utilización fraudulenta e, incluso, delictiva. La exposición personal o determinados tipos de información pueden ser usados de un modo irresponsable y se les puede dar una difusión que puede tener consecuencias irreparables.
En fin, en 12 Nubes creemos que los educadores, los maestros, los padres y tutores necesitamos, para hacer frente a esta nueva situación, una preparación específica para utilizar mejor los nuevos recursos y prevenir sus amenazas que se pueden plantear y, sobre todo, para que las Redes sociales sean una ayuda para comunicarnos mejor entre todos los integrantes del mundo educativo y no una fuente de problemas.

Reflexión de la experta, Esti Cáceres

“Muro, retuit, agregar, me gusta, favorito, bloquear, hashtag, comentar, trending topic, retuit.. son términos prácticamente inexistentes hasta recientes fechas”

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La web 2.0 y su vertiginoso crecimiento, desarrollo y mejora, y en algunos casos abaratamiento de dispositivos, conectividad y cada vez mayor facilidad de uso, junto con nuevas plataformas y formas de tener presencia en la vida vitual han traído para quedarse el fenómeno de comunicación y participaón de siglo XXI: las denostadas para algunas y algunos y adoradas e imprescindibles para otras y otros redes sociales.

Niñas, niños y adolescentes son capaces de manejarlas sin problemas. Crean perfiles en Facebook, comentan las publicaciones de sus “amigos”, suben fotos, vídeos, tuitean estados de ánimos, retuitean opiniones, se hacen “selfies” y lo comparten instantáneamente en instagram.. Las plataformas que a día de hoy, copan el mercado de usuarias y usuarios en redes sociales y microblogging.

Otro cantar es cuando a esas mismas niñas, niños y adolescentes les cuestionamos temas como la privacidad de esos perfiles creados, incluso si son conocedoras y conocedores de la edad mínima de uso de estas plataformas, qué tipo de contenido es susceptible de ser compartido, de las consecuencias que podrían tener algunas publicaciones, los criterios para agregar amigos, qué hacer si sienten incomodidad ante algunas actitudes de otras personas, la seguridad de los datos personales, incluso los tiempos de conexión y franjas horarias en que lo hacen.

Porque son adolescentes, son millennials o pertenecientes a la denominada “generación selfie” en la edad de comerse el mundo, aprender, experimentar.. y no hacen nada diferente de lo que hemos hecho las adultas y adultos cuando teniamos su edad. Salen, estudian, sueñan, se relacionan, reivindican, viven sus primeras experiencias amorosas, se frustran.. como en todas las generaciones anteriores.

Hacen lo mismo, sí, esta generación de chicas y chicos que percibimos como vagas y holgazanas, narcisistas, egoístas, con poca capacidad de esfuerzo y a veces sin ideales y objetivos hacen exactamente lo mismo que todas las generaciones anteriores. La única diferencia está en los medios, lugares, y formas en que lo hacen. Evidentemente, la relación en la calle, escuela, grupo de amigos, familia es igual en la faceta física. En la actualidad debemos añadir el componente tecnológico: ordenadores, tablets, smartphones.. que con conexiones varias (WIFI en muchos casos) les abre una puerta inmensa a la dimensión virtual, en la que no harán más que lo mismo que en la dimensión física, con algunas connnotaciones propias, por supuesto.

La tecnología y redes sociales nos proporciona anonimato, rapidez, gran capacidad de difusión e impacto. Algo que nos ocurre ahora mismo puede ser sabido de manera prácticamente instantánea en cualquier barrio de Vitoria-Gasteiz, y en Miranda y en Salamanca, y en Tánger, y en Ouagadougou y en La Paz y.. Los selfies recorren el mundo en apenas minutos, proporcionando a adolescentes ese reconocimiento inmediato, esa satisfacción de la necesidad de hacerse presentes en el mundo, de expresarse, de participar.

No podemos obviar que esta inmediatez, a veces anonimato, no está exenta de peligros, que van a la par a los peligros que pueden tener en la parcela física de la vida. Las y los millennials pueden ser víctimas de cyberbulling, grooming, malas prácticas de sexting, dedicarse al vamping nocturno, con las consecuencias que ello puede tener para su desarrollo y descanso, convertirse en unos phonbies.. El componente tecnológico ha ampliado los riesgos que pueden surgir y sufrir, las y los menores y también las personas adultas, no lo olvidemos. Pero la tecnología solo ha ampliado el espectro, que ya de por sí es amplio. En el momento que estamos en el mundo, salimos a la calle, comenzamos a hacer vida autónoma al margen de la familia (madres, padres, tutores..) las adolescentes están en riesgo, cuando cogen el autobús, cruzan la calle, comienzan a conocer más personas fuera del entorno habitual, quedan para pasar la tarde con el grupo de amigas y amigos… Ahora hacen todo eso añadiendo smartphones y perfiles sociales. Se multiplica el riesgo, que nunca estará ausente, pero también se multiplican las ventajas y beneficios de que la “generación selfie” viva conectada, se exprese en un tuit o comparta en su muro.

Gracias a estas plataformas virtuales, las y los adolescentes pueden organizarse para conseguir y luchar por sus causas, salvar las ballenas, quizás, que nos suena lejos o.. conseguir que el barrio esté más limpio (un hashtag en twitter bien promocionado y utilizado puede tener mucho impacto). Pueden enseñarnos qué aprenden o descubren, un sencillo vídeo en youtube compartido y hecho viral puede ser capaz de mostrar el potencial que una chica de 15 años puede tener para construir robots, por ejemplo. Pueden enseñar el mundo, a compañeras y compañeros, iguales, padres, madres, profesorado sus habilidades, qué les gusta a qué les gustaría dedicarse, escribiendo en sus muros y compartiendo sus fotos patinando, marchando en bicicleta o plantando árboles.

Porque sí que hay riesgos, pero hay muchas más ventajas. En la mano de Educadoras y educadores, profesorado, tutoras y tutores está el “cambiar” el chip con respecto a la tecnología y plataformas sociales. Las y los millennials tienen, usan, conocen y manejan la parte técnica.. En nuestra mano está poder acompañarles añadiendo el componente del sentido común, la privacidad, el respeto por los propios datos y ajenos.

No podemos obviar la tecnología, porque está aquí y la usan. No podemos taparnos los ojos y dejar solas y solos a nuestras adolescentes ante una puerta enorme llena de riesgos, pero sobre todo ventajas. ¿A alguien se le ocurriría dejar a su alumnado solo en una cabina de avión? Tampoco podemos dejar que se manejen en el entorno virtual desligándonos absolutamente de lo que hacen, cómo lo hacen y con quién lo hacen.

Las y los millennials saben manejar y manejan tecnología y redes sociales, casi siempre más de una plataforma y más de un perfil. Las personas adultas de su entorno DEBEMOS SABER MANEJAR TECNOLOGÍA. Para entender, compartir, participar con ellas y ellos, conocer, saber dónde están, con quién se relacionan, qué sueñan, en qué trabajan, por qué sufren y qué construyen. Solo de esta manera seremos capaces de ver más las ventajas y posibilidades infinitas de aportación al cambio y crecimiento de las y los adolescentes y podremos minimizar los riesgos y peligros a los que inevitablemente se exponen, simplemente por estar en el mundo.

Nunca dejaríamos que nuestras hijas e hijos cogieran solas y solos el autobús por primera vez, sustituyamos autobús por smartphone y lo entenderemos a la primera.