Nube 3

“Tabaco, marihuana, alcohol, pastillas,…” (Esa complicada convivencia)

A todo gas por Cuarzo Posse

Daniel le ofreció ver un vídeo y la arrastró hacia un sofá-cama donde se arrellanaron a ver una película de adolescentes americanos a quienes todos los problemas que se les suscitaban tenían que ver con el sexo. A Elsa le parecía que ya la había visto pero no dijo nada, se sentía realmente mareada. Un destello de lucidez le hizo pensar que tal vez Dani le podía haber metido coca en el porro para que le hiciera más efecto. De repente se encontró recriminándose a sí misma por haber sido tan inconsciente de haber aceptado aquellas caladas. No se podía fiar de Dani, no había pasado mucho tiempo desde lo sucedido en Burdeos.

Al poco de empezar a ver la película, Dani le pasó el brazo por encima del hombro. De vez en cuando daba una calada al porro y dirigía el humo hacia Elsa como si así buscara que le hiciera más efecto.

— ¿No quieres más? —. Al final, cuando casi había acabado el porro, le ofreció la colilla y sin esperar su respuesta aspiró profundamente haciendo que se enrojeciera el rescoldo y le dio un beso, al tiempo que le metía todo el humo en la boca. P. 227

Antes de que la excursión siguiera su camino hacia Futuroescope, Federico y yo decidimos hacer una requisa de alcohol rebuscando entre los asientos y entre los escondrijos más recónditos de los autobuses.

Yo, penando todavía con las últimas oleadas de la resaca del día anterior, tenía un sentimiento ambivalente, pues el gesto de incautar las bebidas parecía obedecer más a una resolución visceral mía, de rechazo al alcohol, que a una lógica decisión educativa.

Algunas bebidas, como el güisqui o el ron, aparecían en sus envases originales a medio beber, otras, las transparentes como el vodka, la ginebra y el orujo, estaban camufladas en grandes botellas de agua. Había además algún garrafón de pacharán casero y varias cajas de vino envasado en tetrabrick. Pag. 30─31

……………………….

Colocamos todas las botellas en un montón y cuando los alumnos vieron entre incrédulos y divertidos todos los recipientes incautados se asombraron, como si no pudieran creerse que hubieran sido capaces de llevar tal cantidad de alcohol.

Por su parte, los escasos alumnos musulmanes que participaban en la excursión miraban todo con un distante aire de suficiencia, como si no tuvieran nada que ver con aquel problema. Ellos sabían que el hachís era mucho más fácil de ocultar.

Atapuerca, previsor, se había llevado algunos porros hechos y encendió uno. Al hacerlo aprovechó la llama del mechero para buscar un lugar que no estuviera ocupado. En todos parecía haber alguien. Cuando se apagó el mechero le pasó el porro a Alejandra y ésta, después de dar una profunda calada, se dejó caer desmayadamente sobre un sofá.

— Eh, tía mira donde te sientas le dijo la voz de una sombra desde la oscuridad.

Los dos se rieron y Atapuerca se acercó a Alejandra, la besó echándole una bocanada de humo, y le propuso al oído marcharse de allí a la lonja. Alejandra aceptó encantada con tal de que luego la llevara hasta su casa en la moto.148

…………………………

Otra vez aparecía el XL. Debía ser el que mencionaban en el otro diálogo, el que temían que se enterase del robo de los dos discos, debía de ser su jefe. Mencionaba algo de ir a la lonja “mañana”. Miró la fecha de la conversación y era del día anterior, o sea que ese mismo día iban ir a la lonja. También hablaban de costo. Era el único sitio en el que aparecía una referencia a droga. No quedaba claro si se lo pedía para su propio consumo o para traficar con ello. pag 234

Reflexión de las jóvenes

«La mayoría de los adolescentes que fuman lo hacen por sentirse bien integrados en el grupo y por sentirse mayores. «

«Supuestamente la gente que fuma porros dice que es para olvidarse de los problemas.»

«Entendemos que fumar y beber no es la mejor solución aunque hay gente que dice que se siente mejor»

Las jóvenes observamos que la mayoría de los adultos fuman e incluso tenemos amigos que han aprendido a fumar con los adultos de sus familias. El tabaco lo podemos comprar aunque seamos menores de edad, incluso hay lugares donde nos venden cigarrillos sueltos.

Observamos que la gente de nuestro alrededor fuma influido por sus cuadrillas y amigos/as.

Creemos que somos conscientes de los problemas de salud que fumar tabaco u otras sustancias pero nos da igual porque sólo piensas en ese momento y no a largo plazo.

Reflexión del Autor, Manuel Septien

El título de la Nube3, “Tabaco, marihuana, alcohol, pastillas,…” es suficientemente explícito sobre el tema que trata. Pero habría que fijarse más en el subtítulo, “Esa complicada convivencia” para tener una idea clara del enfoque con el que se pretende abordar el tema en 12Nubes.

Habría que decir que, al fin y al cabo, las sustancias de las que se debe de tratar, entre las que también se incluye el tabaco, se podrían englobar bajo el epígrafe de “drogas”. Pero no está de más distinguir cada una de ellas, ya que entre la variedad de sustancias susceptibles de alterar la conducta y producir efectos perjudiciales para la salud, sus efectos y la forma en la que se accede a su consumo deben ser considerados de modo diferente.

La primera vez que un amigo profesor leyó “Nubes de tiza” me comentó que le había llamado la atención el hecho de que en el primer capítulo apareciera un profesor con resaca, enólogo para más señas, que tiene que ir a Burdeos, centro mundial de vino a atender el caso de una alumna con coma etílico.

Y, desde luego, el arranque no es gratuito. Se podría decir sin caer en tópicos en ese tan manido de que “esta historia está basada en una historia real”, aunque no es el caso. Sin embargo, desgraciadamente, sabemos que no es un hecho aislado y que casos como el de Elsa, se dan en las urgencias hospitalarias con más frecuencia de lo deseable.

En otros capítulos vemos que fumar porros forma parte de los ritos de confraternización de algunos grupos de amigos y amigas, como entre otros lo es beber de manera descontrolada hasta emborracharse. Y se muestra, en contraste, una cena donde las personas adultas beben, en la visita a una bodega, siendo el alcohol el protagonista de un acto social y formal.

Por otra parte, tampoco es casualidad que el ficticio instituto Manuel Quintano se encuentre en La Rioja, región en la que la vitivinicultura es el centro de las actividades económicas de la comarca y una referencia cultural de primer orden, al mismo tiempo que un atractivo turístico. Se pretendía mostrar las dos caras de la moneda: el alcohol como elemento de riesgo para la salud y como factor de riqueza cultural y económica.

Sin embargo, en la mayor parte de los casos, el consumo de alcohol y otras drogas sólo es tratado en los centros escolares como un problema que, además, desborda las paredes del aula. El “botellón” como fenómeno de consumo social y juvenil de alcohol es una muestra, la más evidente, de que no es sólo un problema escolar y que trasciende al ámbito de la sociedad en general. Sin embargo a la hora de plantear soluciones, como en todas ocasiones, indefectiblemente, todas las miradas se dirigen a la escuela como el lugar adecuado donde prevenir sobre los efectos perniciosos de las drogas.

Aunque el impacto de los diferentes tipos de drogas cambia según las etapas educativas y el tipo de centros, la gravedad de su consumo y la necesidad de formar a todo tipo de alumnos y alumnas en la prevención sobre sus efectos perniciosos ha contribuido a que “las drogas” se hayan convertido en uno de los temas más frecuentes y solicitados para tratar en las sesiones de de tutoría.

Sin embargo, bien por desconocimiento o por temor a no saber tratarlo del modo acertado, en la mayoría de las ocasiones el profesorado no se siente cómodo cuando surge el tema en clase o cuando, como tutor, tiene que informar a los responsables del alumno sobre conductas relacionadas con la ingestión de alcohol y drogas.

En algunos centros, cada vez más, se recurre a personal externo, especialistas que tienen el conocimiento y los recursos pedagógicos (dinámicas de grupos, experimentos, información especializada,…) para informar y formar sobre el tema y prevenir sobre sus efectos perniciosos sin que su intervención vaya a tener efectos contraproducentes.

El hecho de que sean personas ajenas al centro y que puedan proporcionar una visión científica de los efectos que producen, junto al hecho de que vayan acumulando experiencias sobre los intereses informativos del alumnado pueden ser los mejores consejeros y los que mejor puedan informar y formar.

A esta nube se han acercado algunos de ellos.

Reflexión del experto, Joseba Zabala

Y nos vamos a Vitoria… a reducir los daños de las Drogas en Carnaval!!!

Hola blogueras y blogueros de Nubes de Tiza. Me toca presentar la tercera de las 12nubes que saldrá precisamente el Martes de Carnaval 2015, época propicia para encuentros y para conocer gente nueva, amigas y amigos y nuevas experiencias con drogas. La semana pasada me reunía con un grupo de vecinos del Casco Histórico de Gasteiz, que me transmitía su preocupación por los consumos de drogas legales e ilegales qué día a día ven en su barrio y también su cansancio por todas las molestias que jueves tras jueves, y finde tras finde tienen que aguantar como consecuencia del cóctel de ruidos, basuras, cacas, pises y potas y también por las agresiones y conductas sexistas que muy frecuentemente observan sobre todo a partir de ciertas horas de la noche cuándo baja el control y aumenta alcoholemia de la gente.

CARNAVAL 2015 Joseba ZabalaEl sábado después de cenar con mi cuadrilla me zambullí en el ambiente disfrazado como veis en la foto. Saltaba a la vista que a pesar de la tradicional e inevitable mojadura y frio carnavalero, la peña se lo estaba pasando genial, en grupo y más de uno por libre, como aquel de la coleta y la perilla a lo Pablo Iglesias con un cartel con el logotipo de “Follemos”. También vi, a un perjudicado Superman con una vomitona kalimochera que le bajaba por la “S” del pecho mientras Batman y Drácula, uno a cada lado, lo llevaban a hombros. Ya en Zapa, Blancanieves estaba sentada en un portal con la cabeza entre las piernas mientras cuatro enanitos le frotaban la cabeza para reanimarla de una mala mezcla de alcohol con canutos.

“Eso es de pringaos” y “yo controlo” son alguna de las fases más frecuentes que he escuchado lo largo de estos años de trabajo como médico de drogodependencias. Que levante la mano él o la que no consuma responsablemente. Todo el mundo bebe y fuma “lo normal” con una conciencia de riesgo muy baja incluso ante drogas psicoactivas tan rápidas y potentes como lo es el cannabis. Echando siempre, eso sí, la culpa a los críos de lo mucho que se pasan y de lo mucho que litran hoy día. El indicador de asistencias sanitarias de las Fiestas de Gasteiz nos dice que no son precisamente las personas menores de edad quienes más demandan asistencia sanitaria urgente por intoxicaciones etílicas o por drogas de abuso, sino jóvenes mayores en el tramo 25-35 años. Quizá antes de criticar a los peques debiéramos de hacer un ejercicio de autocrítica y reconocer que el aliento de nuestra sociedad adulta también huele a alcohol, a cannabis y a tabaco.

Les repetimos una y otra vez que hay que valorar los placeres y los riesgos en el momento de experimentar con drogas. Ese es uno de los argumentos de la llamada estrategia de reducción de riesgos y de daños, tan de actualidad. Estoy seguro que más de una de vosotras y de vosotros lo habéis valorado alguna vez, aunque en más de una ocasión hayamos sucumbido a lo que decían y hacían los de alrededor. La experiencia es una “linterna“ que solo alumbra a quien la lleva en la mano, dice un amigo mío del que aprendo algo cada día. Me temo que no vamos a poder evitar esas nuevas experiencias psicoactivas. Intentaremos que sean lo más tardías, y que les pasen la menor factura vital. Para eso estamos.

La última reflexión carnavalera va en clave económica. Detrás de las drogas (legales o ilegales) y de quienes las consumen, están quienes hacen negocio con ellas. Industrias empeñadas en que la disponibilidad y la accesibilidad de las drogas continúe. Te invito a tomar conciencia de tu papel como consumidora y consumidor en el engranaje de un negocio, desgraciadamente expansivo, que una y otra vez se resiste a cualquier mecanismo de control legal desde la Salud Pública, y que alcanza sin escrúpulos a los menores e edad. Para que seas consciente de este narco-negocio, ahí te dejo un par de enlaces que espero sean interesantes.

Nada más, desearte un divertido tiempo de Carnaval. Te animo a medir y a valorar placeres, riesgos, daños y consecuencias, antes de consumir… y no solo para ti, sino también en las terceras personas que se verán afectadas por tu comportamiento: tus colegas, tu familia y los vecinos y vecinas de nuestra ciudad a quienes de una forma o de otra les toca sufrir el carnaval gasteiztarra.

Un consejo ecológico, disfruta lo mejor posible, consumiendo lo menos posible.

Aupa Gasteizko Iñauteriak 2015