Nube 9

¿Hablamos de eso? de sexo (lo que no se enseña, ¿pero se aprende?)

Material de apoyo PORFÍA

Porfía: Pilar Corcuera | Jamal Romu | Monkey |Rolo | La Omega

Referencia

Hablamos de eso

Dani estaba otra vez a su lado, pero no notaba ninguna atracción hacia él. Ni un mero escalofrío, como si estuviera tocando un cable eléctrico desconectado. Y sentía, medio inconsciente, que la mano de Dani le recorría el cuerpo, sin haberse tomado la molestia de acariciarle la cara o de darle un beso cariñoso en la mejilla, y que bajaba hacia los muslos y que le metía la mano por la entrepierna. Y que le tocaba, eso sí con suavidad, la zona del sexo como si fuera a poner a prueba si se resistía, o bien, se le ofrecía loca de placer.

Le invadía un leve sopor que le hacía mirar todo como si en realidad aquello no le estuviera sucediendo a ella, sino a la sombra de otra persona que estuviera a su lado. Y se imaginaba que estaba viendo todo desde fuera y le producía una inmensa curiosidad saber cuál iba a ser el siguiente paso. Aunque también se lo imaginaba.

Dani le fue soltando todos los botones de la camisa hasta dejar el sujetador a la vista. El paso siguiente fue acariciar los pechos con más delicadeza, con suavidad, como si temiera que Elsa fuera a salir de su estado de sopor, si él la tocaba demasiado. Elsa soltó un suspiro con un significado indefinido y se arrellanó en el sofá. Entonces, con los ojos entrecerrados, comprobó que Dani se levantaba y daba a algún botón de los aparatos que tenía entre las estanterías. En ese momento en que se encendió una lucecita roja enfrente de Elsa, se iluminó otra en su cerebro que le dio luz sobre lo que estaba pasando. O sobre lo que Dani estaba intentado hacer: había puesto en marcha la cámara para grabarla.

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Cuando Elsa y Dani llegaron a la lonja, comprobaron decepcionados que había alguien dentro. Era Carmelo que estaba en el cuartucho enredando con un ordenador. Tenía unos cascos de música puestos y ni se enteró cuando entraron. Cuando vio a Elsa apagó rápidamente la pantalla del ordenador que tenía delante.

— Tío, qué susto me has dado. Podías avisar cuando vienes—, le dijo a Dani mientras saludaba a Elsa con dos besos.

— ¡Qué sorpresa Elsa! Hacía tiempo que no te veíamos por aquí.

Según la saludaba le hizo una señal disimulada a Dani para que salieran del cuartucho. Éste, con la disculpa de ofrecerle una coca cola, llevó a Elsa fuera, pero eso no le impidió darse cuenta de que Dani le decía algo a Carmelo. Al poco tiempo Carmelo salió precipitadamente, diciendo que se tenía que ir, y les dejó solos a los dos

Esperanza Núñez era la orientadora del instituto.Esperanza, no tenía una relación académica directa con los alumnos, pero en razón de su cargo tenía un conocimiento particular y a veces exhaustivo de las circunstancias personales de cada uno de ellos, sobre todo de los más problemáticos. Quizás, el hecho de que fuera mujer favorecía que las alumnas fueran más proclives a sincerarse con ella. En varias ocasiones su consejo había servido para evitar consecuencias no deseadas en algunas primerizas relaciones sexuales. P. 21

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Reflexión de las jóvenes

A veces confundimos sexo con sexualidad ¿es lo mismo? Necesitaríamos que alguien nos lo aclarara.
Estamos muy influidas por nuestra educación, familia, religión y cultura, no nos lo tomamos todas por igual. Son respetables las creencias de todo el mundo pero creemos que en este tema muchas veces estamos condicionadas por el hecho de ser mujeres.
Nos da coraje ver como nuestra cultura y nuestra religión nos trata de modo diferente por el hecho de ser mujeres u hombres, es mucho mas tolerante y permisivo con los hombres que con nosotras.
El sexo no es malo pero tenemos demasiadas influencias y presiones sociales.
El sexo es un concepto tan amplio que no todas sentimos igual, ni tenemos las mismas necesidades, ya si hablamos de chicas adolescentes y de chicos adolescentes, creemos que no tenemos nada que ver.

Reflexión del autor, Manuel Septien

El título de la nube9 es suficientemente explícito como dar para pistas sobre el enfoque que va a tener en contenido de este tema. Desde el principio las alumnas y alumnos que lo han propuesto muestran la necesidad de una formación sexual por parte del sistema educativo y manifiestan su preocupación porque no se enseña bien en el aula enseña bien se aprende mal con las compañeras y los compañeros.
Según las quejas de responsables de educación sexual «Hay mucha información y muy poca formación». “La educación sexual no se encuentra dentro del curriculum escolar «, denuncia Raquel Hurtado, sexóloga y psicóloga de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE).
¿Qué educación sexual se está dando en el colegio a niños, niñas y jóvenes? Oficialmente, ninguna. Dicen los educadores que «transversalmente» se tocan nociones de afectividad y sexología en las asignaturas de Conocimiento del Medio en la etapa Primaria, y en Educación para la Ciudadanía, Ciencias Naturales y Biología en Secundaria.
La etapa de Educación Primaria establece para el área de ‘Conocimiento del medio natural social y cultural’ algunos conceptos como las partes del cuerpo (características, partes, aceptación de las diferencias posibilidades y limitaciones, morfología externa del cuerpo y los cambios vitales) en los dos primeros ciclos, y la reproducción en el tercero. Por otro lado, en la época de secundaria (ESO) se incluye en el tercer curso, y en la materia de Biología y Geología, los siguientes contenidos: la reproducción humana y el ciclo menstrual.
Por tanto, ¿qué educación sexual se está dando en los centros educativos? Lo que se hace es que cada centro interesado en el tema llama a instituciones o entidades para que vayan a dar un curso o pequeñas charlas de formación.

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«Normalmente, esto ocurre cuando pasa algo, por ejemplo que una chica se haya quedado embarazada. Chicos y chicas que salen de la escolarización obligatoria tendrían que salir con educación sexual pero, como se considera ‘transversal’, la realidad es que es de todos los agentes pero también de nadie. Es decir, ¡la casa sin barrer!», explica. Además, apunta que falta educación desde la base: «En las familias se habla cuando no queda más remedio, pero en los colegios se actúa de manera parecida». Comenta un educador de Madrid, pero su comentario se podría poner en boca de otro educador de cualquier otra comunidad autónoma.

La LOGSE de 1990 incluía la educación sexual dentro de ‘Educación para la salud’, que era una asignatura transversal. Había contenidos específicos, sin embargo, acababa estando a merced de la voluntariedad de cada profesor y de los criterios de cada centro,
Con la LOE de 2006, se proponían competencias básicas que capacitaran al alumno para la vida en sociedad, aunque la ley no incluía contenidos específicos. Por último, la reciente LOMCE de 2012, elimina por completo cualquier rastro de la educación sexual en las aulas. Y esto es así en todas las comunidades autónomas. Ninguna tiene ley alguna de educación sexual, aclara.
Y sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dice que todas las personas deben tener acceso a una educación sexual de calidad. Y así lo es en las aulas de la mayoría de países europeos. Menos en España que en este tema también es diferente.

Gran parte del profesorado implicado en la formación integral de sus alumnos y alumnas intenta, cuando tratan de estos temas, no reducir todo a la información sexual, sino que pretenden darle un enfoque a la vez afectivo. Sin embargo, el hecho de que no haya unos contenidos prefijados puede provocar diferentes enfoques, incluso contradicciones entre las distintas informaciones dentro de un mismo centro escolar.
La lectura de alguna noticia o de algún texto, o el visionado de algún documental o película en las sesiones de tutoría pueden ser útiles para crear un clima de sinceridad y de confianza propicio para hablar de los temas relacionados con la sexualidad sobre los que el alumnado no se atreve a preguntar.
En “Nubes de tiza” se describen unas relaciones de pareja entre Elisa y Andrey que no se dan habitualmente, pero que podrían servir de referencia para introducir una discusión serena sobre la afectividad relacionada con el sexo: “Elsa le había insistido en que las relaciones sexuales tenían que hacerse respetando los deseos del otro y, sobre todo, tomando todo tipo de precauciones para que no se quedara embarazada. Debían usar condones siempre y tener mucho cuidado de que no se rompieran”.
Por experiencia sabemos que cualquier referencia en el aula al uso del condón suele suscitar sonrisas reprimidas o comentarios más o menos desafortunados que pueden alterar el orden en la clase. Pues la desinformación, el miedo, los tabúes y las presiones sociales siguen constantes. Los roles de género siguen estando muy presentes, a veces de manera tradicional y visible, y otras muchas, bajo una falsa imagen de igualdad.
Ante esta situación el papel de los docentes no es fácil pues, por una parte no está claro quién tiene que hablar sobre el tema de la sexualidad y por otra, qué es lo qué tiene que explicar. Sin embargo en todos los foros que se trata del tema siempre se acaba proclamando, de una manera vaga y genérica, que “eso” se tiene que explicar en la escuela.
Lo que se hace es que cada centro interesado en el tema llama a instituciones o entidades para que vayan a dar un curso o pequeñas charlas de formación. Especialmente si ha ocurrido algo anormal, por ejemplo, que una alumna se haya quedado embarazada
Por si estuviera poco clara la situación en no pocos centros educativos, principalmente los de carácter confesional, el ideario del centro no contempla este tipo de contenidos entre los que se tienen que impartir en sus aulas y, si se explica, en determinados aspectos, podría entrar en contradicción con esos ideales.
De todo lo expuesto, se deduce que se necesita, un sistema que incluya contenidos específicos y donde estén además implicados todos los agentes (alumnado, padres y madres, profesorado y demás profesionales de los servicios de salud) y que se establezcan de manera nítida los protocolos sobre cuándo (en que curso y en que etapa) quiénes (la tutoría, profesorado de determinada asignatura, agente externo…) y qué contenidos en cada caso se tienen que impartir.
Por último cabe decir que se necesitan centros de atención de asesoramiento para jóvenes, servicios de referencia donde poder acudir a resolver todas las dudas y problemas relacionados con el sexo y las relaciones afectivo─sexuales.
En 12nubes, afortunadamente, contamos con la colaboración de uno de estos centros, “Asexoría” que nos puede informar sobre sus cometidos y las circunstancias en las que se desenvuelve su labor y que se puede leer en la reflexión que aparece a continuación.
Gracias. 12Nubes.

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Reflexión del experto, Asexoria

Parece inevitable, siempre que hablamos de la erótica de las personas jóvenes, no caer en el discurso de los riesgos y peligros que entraña el mantener relaciones sexuales compartidas. Nos preocupamos, casi exclusivamente, de que las relaciones eróticas de los jóvenes sean seguras y es ahí precisamente donde ponemos todos nuestros esfuerzos, olvidándonos de la dimensión lúdica y placentera que tiene que tener cualquier encuentro erótico. La única preocupación de educadores/as, padres, madres y me atrevería a decir que incluso de gobernantes, es que los y las jóvenes usen un condón. Y la cantidad de dinero público que se destina a ello avala esta idea. De nuevo lo urgente hace que no nos preocupemos de lo importante.

¿Cuál es el modelo erótico de las personas jóvenes?, ¿cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrentan a la hora de tener sus relaciones sexuales?

Lo primero que debiéramos tener en cuenta es que nuestra sociedad es tremendamente coitocentrista. El coito (la penetración del pene en la vagina) se nos presenta como el fin último de todo encuentro erótico. De este modo oímos hablar de “relaciones completas” en función de si ha habido coito o no. Es la práctica mejor valorada, incluso por aquellas personas que nunca han mantenido este tipo de relaciones. Lo cual es sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta que alrededor del 70% de las mujeres no tienen un orgasmo con la simple estimulación del pene en la vagina. Estamos ante una práctica que garantiza el placer masculino, pero no garantiza el placer femenino. Eso por no hablar de los “preliminares”, etiqueta que ponemos a todas las prácticas eróticas distintas del coito, relegándolas a una segunda categoría, una especie de teloneros cuya función es la de calentar el público y prepararlo para el “plato fuerte”: una relación de coito.

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En esta clave coital, tenemos la idea equivocada de que el órgano que se equipara en la mujer al pene es la vagina. Esa afirmación sería cierta desde el punto de vista reproductivo. Sin embargo si hablamos del placer, el órgano femenino que se equipara al pene es el clítoris, el gran olvidado en toda esta cuestión de la erótica. Los y las jóvenes tienen más presente y muestran mucha más curiosidad por el misterioso punto G que por el clítoris, quizá porque el famoso punto G sitúa el placer femenino allí donde creemos que debe estar, en el interior de la vagina, a pesar de ser un órgano en el que no hay receptores de la sensibilidad en dos tercios de su longitud. La vagina es un órgano reproductivo, no erótico. Quizá esto no pasaría si de vez en cuando saliéramos del discurso reproductivo y habláramos de la anatomía y fisiología del placer.

Se nos vende un modelo erótico muy ligado al rendimiento genital, sobre todo al “funcionamiento” del pene, que se convierte en el órgano por excelencia para mantener una relación sexual. La erección se plantea como algo imprescindible, sin la cual no hay juego. El órgano erótico por excelencia no está entre las piernas, ni siquiera entre las orejas, recubre la totalidad de nuestro cuerpo y se llama piel. Y es que el juego erótico, no es tanto una cuestión de genitales, sino una cuestión de pieles.

El modelo erótico imperante es un modelo que cuantifica el placer y lo reduce al orgasmo. En esta óptica cuantitativa hablamos del número de relaciones sexuales, número de orgasmos, número de amantes…y pocas veces nos fijamos en la dimensión cualitativa -es decir, de calidad- de las relaciones eróticas. De este modo creemos que alguien que tiene 2 orgasmos, está más satisfecho que alguien que sólo tiene uno; que alguien que tiene 5 relaciones sexuales, tiene una vida más plena que quien tiene 2; o que alguien que ha tenido muchos/as amantes, ha tenido una intensa y maravillosa vida sexual. Nos olvidamos que el placer es una vivencia totalmente subjetiva, que va más allá de la fisiología o de los números, y que muchas veces no tiene tanto que ver con receptores sensoriales sino con vínculos afectivos.

¿Y qué hay del porno? ¿Cuál es la influencia que tiene la pornografía en la erótica real? Tengamos en cuenta que nunca antes las personas jóvenes habían tenido un acceso tan fácil al porno y desde tan temprano como en la actualidad. El material pornográfico se expande de forma viral gracias a las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) y ofrecen una imagen distorsionada, exagerada y tremendamente genitalizada de las relaciones eróticas. Un modelo erótico carente de ternura, en el que la mujer es un mero objeto al servicio del placer masculino, donde los cuerpos se diferencian mucho de nuestros cuerpos y donde el rendimiento está por delante del disfrute. La pornografía es la ciencia ficción de la erótica y no habría mayor problema si al ser consumida fuéramos conscientes de que estamos viendo una película de marcianos. El problema está en que muchas veces se convierte en material de aprendizaje para las personas más jóvenes, que por la falta de experiencia vital suficiente llegan a creer que la pornografía es el reflejo de la realidad y llegan a creer que la gente en su intimidad se comporta como se comportan las personas en el porno. Todo esto ha generado una “pornografización” de la intimidad, que tiene su máxima expresión en el “sexting” (creación y divulgación de material audiovisual de contenido erótico, más o menos explícito, cuyo protagonista es la misma persona que lo crea y lo difunde). Y es que Internet se ha convertido en un nuevo escenario donde los y las jóvenes pueden tener sus encuentros eróticos. Un escenario que perciben como seguro, en cuanto a que no hay posibilidad ni de embarazos ni de infecciones, pero que desde luego no esta exento de riesgos. Vaya, qué curioso, hablando de erótica volvemos a la cuestión de los riesgos…

Este es el contexto en el que las personas jóvenes tienen sus relaciones eróticas. Un contexto cargado de mensajes de obligatoriedad y de presión, en el que el “deber” se antepone al “deseo”, en el que nos movemos entre lo que se considera “normal” o “anormal”, un contexto en el que hacemos más caso al discurso oficial que a nuestra piel.

El sexo cobra una dimensión humana cuando se reflexiona sobre él. De lo contrario nuestra actividad erótica distaría poco de la de cualquier otro mamífero, y ese es el objetivo de estas líneas: una invitación a reflexionar sobre cómo son nuestras relaciones eróticas y sobre cómo podrían llegar a ser si antepusiéramos el deseo al deber y si nos pusiéramos a escuchar lo nos marca nuestra piel.
(Raúl Marcos Estrada. Asexoria de Sexualidad)

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